Ética y Moral


Clonación


UNIVERSIDAD RAMON LLULL

FACTULTAD BLANQUERNA

Ensayo

¿Y si Dios caminaría entre nosotros?

“Imágenes del ser humano en la literatura y el cine”

Barcelona, 05 de febrero del 2007

Este no es el mismo debate que ha existido hace miles de años y continuará por muchos más. En este ensayo quiero hablar de las cosas a las que se enfrenta el ser humano hoy en día y lo que le espera en el futuro, muchas cosas malas, otras buenas. Puede ser una visión pesimista de lo que les espera a las siguientes generaciones, sin embargo, es verdadera. La cuestión de hacer el bien o el mal está presente en las decisiones que tenemos que tomar diariamente, sin embargo la mayoría de veces, las hacemos sin pensar mucho, más que nada como una rutina ya. Pero cuando son asuntos que pueden cambiar a la humanidad entera, la ética y la moral tienen que estar como prioridad para éstas decisiones. A veces hay que parar y preguntarse, como es que hemos llegado a donde estamos ahora y donde vamos a ir a parar si seguimos así. ¿Será un buen lugar o terminaremos nosotros mismos con nuestra existencia? Habrá que esperar a ver simplemente, porque por más que haya gente intentando ayudar y hacer lo correcto, es más fácil hacer lo incorrecto y es difícil parar a quienes lo hacen. Podemos ver ya desde hoy algunas de las consecuencias como el cambio climático, la nueva amenaza de una guerra biológica, armas de destrucción masiva, la “democratización” del mundo, la clonación, etc. Viendo un poco hacia nuestro pasado, no se podría decir bien cuando fue que los humanos empezaron a olvidarse que somos seres frágiles al igual que nuestro planeta. Me atrevería a decir que fue cuando hubo un “boom” de inteligencia y las personas se dieron cuenta que no había porque tener límites ya que Dios les había dado la habilidad de no tenerlos y poder hacer lo que queramos. Sí, no somos inmortales, ni omnipresentes, ni omnipotentes, pero hemos derrumbado muchas barreras que hasta hace no mucho tiempo parecían imposibles de derrumbar y que hoy en día ya es prácticamente normal. ¿Será que todo lo que consideramos imposible el día de hoy, mañana lo podremos sin tanta dificultad? Diría que lo más seguro es que sí…

Nuestra evolución como especie se produce a un ritmo demasiado lento, millones de años, sin embargo, en las últimas décadas hemos avanzado increíblemente rápido. El hombre ha logrado en tan solo cien años ir desde la creación del aeroplano por los hermanos Wright en 1903 hasta la maravilla de las telecomunicaciones, pasando por la llegada a la luna, la energía nuclear y las sondas espaciales entre otros, a un ritmo imparable y realmente asombroso. Hoy en día vemos que es posible conectar componentes mecánicos a nuestro cerebro, como el chip que permitirá ver a los ciegos implantado directamente en la retina, o el chip que permitirá a los discapacitados controlar un computador directamente con el pensamiento, o miembros biónicos controlados por nuestro cerebro y lo más importante, nanomáquinas que interactuarán con nuestras neuronas permitiéndonos aumentar considerablemente nuestra capacidad cerebral. Es así como la ciencia le ha dado al hombre el poder de crear, de dar vida, el poder pues de clonarse a si mismo, de mejorar su cuerpo abriendo un gigantesco y nuevo mundo a la medicina y a la vida humana en todos sus aspectos. Así como la dinamita fue creada con la intención de servir al hombre y no destruirse con ella, la clonación puede ser también un arma de doble filo, por lo tanto es necesario verla desde el punto de vista moral.

La principal defensa de la clonación humana se muestra claramente como el propósito de la ciencia misma, el mejoramiento del hombre y su calidad de vida. La clonación puede significar decirle adiós a enfermedades, debilidades y demás problemas del ser humano. A través de la historia el hombre a tenido que enfrentar su mayor temor, la muerte, que a pesar de ser parte natural de la vida el hombre siempre la ha combatido, la ciencia le ha dado la posibilidad de luchar contra ella para aplazarla, pero nunca vencerla. La aparición de la clonación da al hombre la posibilidad de empujar más a esa línea final mejorando el cuerpo del ser humano intentando llevarlo a ser lo más perfecto que se pueda, genéticamente hablando. Tan sólo con pensar que el día de mañana se podrá curar la Leucemia o la Fibrosis Quística, es imposible ver la clonación como algo malo, como algo moralmente reprochable, ya que esta va en busca del bien común, de un cuerpo mejor. Se podría incluso pensar que si con la clonación del hombre va a hacer un mejor hombre pues vale la pena fomentarla, pero no podemos olvidar los problemas que esto traería. Siendo un proceso difícil y costoso, solo aquellas personas con el dinero suficiente podrían dejar de padecer dichas enfermedades mientras que la mayoría de la población, quienes lo necesitan más, no tendrían otra opción más que someterse a sufrir. Tal vez con el tiempo el proceso sea más sistematizado y económico pero aún se necesitarían años de investigación.

Otro aspecto realmente benéfico para la humanidad que presenta la clonación es lo concerniente a la creación de tejidos para remplazar los dañados de un paciente sin tener que recurrir a los familiares o tener que preocuparse por el tipo de sangre o por un donante. Mediante la clonación del ADN del paciente con células madres, se podrán crear células con el mismo ADN y así el donador de núcleo no será rechazado y podrá formar cualquier tipo de tejido (desde tejido cutáneo, óseo y cartilaginoso). Pero la clonación de tejidos es solo la puerta que se abre a la posibilidad de llegar a clonar órganos gracias a estas células madres, lo que dejaría atrás todo lo concerniente a los órganos donados. Es importante notar que la clonación de órganos humanos podría ser la respuesta tan buscada por la medicina en toda su historia. Se podría incluso tener un banco de células madres de cada persona que las solicite y con ellas crear órganos dependiendo de la patología del paciente. Sería como un carro con un motor o un chasis dañado el cual se lleva al mecánico y sale con uno totalmente nuevo. La vida, por otro lado, estaría mejorando su nivel y dejando atrás temores como el de perder la vida o la de un ser querido, a través del sufrimiento de una enfermedad.

A pesar de todos estos beneficios la clonación humana representa un gran problema moral que el hombre se vería obligado a enfrentar. El hombre durante toda su historia ha creado cosas, instrumentos para hacer su vida más fácil, pero el hecho de crear un ser vivo y tomar responsabilidad por él es algo muy diferente. Serían personas que no tendrían vínculos afectivos con nadie. Con el médico, no los va a tener, ya que el médico sería el creador de varios clones, pero son simplemente experimentos. Por eso el hombre estaría jugando a correr un rol de Dios que no está listo para tomar, que, gracias a la irresponsabilidad humana, puede ser causa de daños irremplazables para la integridad de un ser o para la dignidad humana en general. El hecho de que la clonación le esté dando al hombre la vana esperanza de ser un súper - hombre supone pues el estar matando a Dios, lo cual lleva a un resultado directo que es la muerte del hombre. El hombre no puede matar a Dios porque Dios es parte de él, sin importar religión, creencias o costumbres el Dios del hombre es un hecho. La clonación puede llegar a ser la trágica imitación de la omnipotencia de Dios. El hombre, a quien Dios ha confiado todo lo creado dándole libertad e inteligencia, no encuentra en su acción solamente los límites impuestos por la imposibilidad práctica, sino que él mismo, en su discernimiento entre el bien y el mal, debe saber trazar sus propios confines. Por otro lado, no pueden existir varios “Dioses” al mismo tiempo, las compañías que se dedique a la clonación se convertirían en un monopolio que terminaría acabando con una sociedad débil y susceptible como en la que vivimos con tal de encontrar seguidores. Así, sólo conseguiremos que haya más guerras e intentos de control de poder.

Otro aspecto moralmente reprochable que abre la clonación humana es el hecho de despertar el deseo del hombre recobrar lo perdido. El sentimiento puede empezar como propuestas razonables o compasivas en las cuales puede intervenir la clonación, como la procreación de un hijo cuyo padre es estéril o el reemplazo de un niño muerto apenas nace, pero con el tiempo y la maldad latente en todo ser humano esto se podría convertir en algo muy peligroso. El ciclo de la vida nos deja nacer, pero tarde o temprano tenemos que morir. ¿No sería ir en contra de las leyes de Dios el replicar a gente que por el curso de la vida ya ha muerto? Podría ser visto como algo bueno si se piensa que sería bueno tener un Einstein con nosotros, pero ¿que ocurriría si se buscase crear un clon de un líder negativo como Hilter? No significa que pueda haber una nueva “Segunda Guerra Mundial”, pero de igual manera no significa que no pudiera existir una nueva guerra, mucho peor que la que hubo. Seguro que hay gente en este mundo que tiene una mente y alma tan maligna como Hilter, es más, existen miles de seguidores que si pudieran y tuvieran el poder acabarían con más vidas que Hilter mismo. Pero para que traer al mundo más de esto, no vale la pena probar son la suerte ni el destino.

Viendo las cosas desde un punto de vista más real y de menos ciencia ficción aparece otro problema con el deseo de clonar personas de ingenio o familiares muertos. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni clonada. Además, el desarrollo psicológico, la cultura y el ambiente conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho bien conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad. Por lo tanto las personas a pesar de ser idénticas pueden ser totalmente diferentes lo que sería realmente decepcionante. Por otro lado es de tener en cuenta que los genios no sólo son genios por que tienen inteligencia genética sino porque la vida misma los ha puesto en situaciones en las cuales han logrado desarrollar esa capacidad y pensar que el clon de Einstein, el de Ganhdi o el de Freud van a ser iguales de inteligentes, buenos, capaces, a lo que fueron cuando vivían, es apresurarse a un hecho poco probable que ocurra.

Algo que, es también muy importante de mencionar y es el hecho de que exista amor durante la concepción humana y no un simple acto reproductivo elevado a un nivel “industrial” y muy superficial. Los hijos dejarán de ser hijos y solo serán producto de una fecundación artificial en la cual solo serán una copia genética y nunca una unión de dos personas, nunca una unión afectiva. El amor en la concepción pasaría a un segundo plano y el papel de los hijos pasaría a ser el de un juguete que se obtiene caprichosamente. Este hecho rebajaría la vida humana y estaría dando vuelta al proceso evolutivo. Gracias a millones de años de desarrollo, la especie humana dejó atrás el acto sexual como un simple hecho de reproducción y pasó a correr un papel mucho más importante donde además del placer entran en juego los sentimientos. La clonación estaría de esta manera convirtiendo al ser humano en un animal en cuanto a la reproducción y el acto sexual pasaría a ser una búsqueda de placer olvidando los sentimientos que a fin de cuentas son los que nos hacen humanos. También el hombre sería rebajado a un simple animal haciendo que prevalezca la selección natural de Darwin donde solo el genéticamente más apto tendrá derecho a sobrevivir. Visto desde esta manera la clonación sigue siendo una innovación pero irónicamente atrasa al ser humano, lo convierte en un sometido, en un esclavo de la tecnología que estaría remplazando a la ley de la naturaleza. Además, no hemos pensando que siempre existe la posibilidad, ya que es algo real, que el alumno sobrepase al maestro. Tan sólo faltaría que los seres humanos nos veamos amenazados de extinción por algo que nosotros hemos creado.

Además de muchos de los aspectos negativos de la clonación en el hombre quizá el que más polémica presenta es el de la discriminación que acompaña el hecho de la clonación. Al mejorar genéticamente un ser humano se le está dando a ese ser una ventaja o superioridad desde antes de que nazca. En el mundo de hoy siempre se está en la búsqueda de ese ser superior, del mejor ser para determinado trabajo, de las aptitudes ante todo, pero esto es tal vez menospreciarnos como seres extraordinarios. No siempre el más apto es aquel que llega más lejos sino al contrario, quien más dificultades tiene en su camino más se esfuerza por superarse y más lucha por llegar a su meta y por eso se convierte en el mejor. ¿Cuántas veces no hemos visto grandes talentos desperdiciarse ante el mundo? Hombres con todo en la vida para llegar donde quieran pero no lo logran. ¿Por qué? Por el mismo hecho de que lo tienen todo; no tienen la necesidad de esforzarse, de luchar por un objetivo. El hecho de la discriminación genética es algo tan real que diversos países ya han creados leyes que la condenan, temiendo que en un futuro no tan lejano la humanidad sufra y sea rechazada solo por haber nacido de forma natural. Esta concepción selectiva del hombre tendrá, entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino sólo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

La larga historia del hombre en este planeta muestra su capacidad de supervivencia y superación, así como la salida adelante en situaciones muy comprometidas en las que el futuro parecía estar seriamente amenazado. Además el crear vida humana es algo que requiere de tanta responsabilidad que solo un ser perfecto, Dios, puede hacerlo y dejar caer esa responsabilidad sobre humanos es algo inadmisible ya que al ser humanos cometeremos errores que al final podrán ser la perdición de la raza. Obviamente en algún lugar del planeta, un día no muy lejano, esta bomba de tiempo explotará y el hombre tendrá que ver si puede enfrentarse a este hecho o perecer y caer en el abismo de la degeneración y la discriminación. Sin embargo, no debemos asustarnos ante nuestro futuro por muy extraño y amenazador que nos parezca. La inclinación hacia una u otra alternativa depende en parte de nosotros mismos y de las ideas e iniciativas que desarrollemos. La tecnología la avanzamos nosotros y es nuestra responsabilidad controlarla y dirigirla. En un mundo de cambios tan rápidos, tan sólo podemos maximizar los beneficios de la ciencia e intentar minimizar los daños, usando las herramientas de apertura y responsabilidad. Si hasta ahora no es legal la clonación en sí, es mayoritariamente porque ha habido mucha oposición por parte de personas con una ética y una moral correcta, buena y fuerte. En casos como éstos, simplemente hay que esperar y tener la esperanza que se haga lo correcto.




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Enviado por:PatiV
Idioma: castellano
País: España

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