Arte


Catedral de Santiago de Compostela


El Pórtico de la Gloria, es en realidad la fachada románica del templo que hoy se halla cubierta por el Obradoiro. Con sus doscientas figuras maravillosamente talladas constituye una de las más valiosas obras del arte románico universal. En el centro, una columna fasciolada de varias articulaciones sostiene el tímpano, y ante ella, en otra columna, la imagen sedente del Santo Patrón. En el tímpano aparece Cristo entronizado, rodeado de ángeles enmarcados por 40 ejércitos celestiales; en las arquivoltas, los 24 ancianos del Apocalipsis tocando instrumentos musicales. Y los pilares, a derecha e izquierda, están rodeados de columnas profusamente esculpidas con las figuras del Antiguo y Nuevo testamento.

En su versión primitiva la Catedral tenía solamente nueve capillas. Cinco de ellas se abrían al ábside, de planta rectangular, la primera y más antigua, semicirculares las otras

cuatro. Otras cuatro se abrían a la pared Este de ambos brazos del crucero. El paso del tiempo, la aparición de las fundaciones y patronazgos modificaron el armónico y bello diseño original, dando así origen a la aparición de infinidad de capillas. Por ello hoy cuenta con un total de 16 capillas y una Iglesia adosada. En otro lugar nos ocupamos de la de las Reliquias y la de San Fernando o Tesoro.

Dando un paseo por ellas nos llamará la atención la belleza de la Capilla del Salvador, o de San Luís Rey de Francia. Su retablo realizado en piedra policromada, de estilo plateresco es obra de Juan de Alava en 1532 a encargo del Arzobispo Fonseca III, que la costeó. Los dos capiteles de la entrada conservan las inscripciones de comienzo de la Catedral (1075) en tiempos del Obispo de Iria Don Diego Peláez y el rey Alfonso VI. En las paredes laterales de la capilla había otra con el mismo motivo, que fue destruida al hacer las hornacinas para las estatuas de los dos obispos de Compostela que han subido a los altares: San Rosendo, Administrador de la diócesis de 968-977, y San Pedro de Mezonzo, Obispo desde 985-1003).

La magnificencia de la Capilla de El Pilar, legado de la generosidad inagotable del Arzobispo Don Antonio de Monroy, mexicano, cuya sepultura está en el muro Oeste de la misma llama la atención. La capilla de Mondragón, s. XVI, bello ejemplar del gótico con una hermosa reja en hiero forjado, está presidida por un relieve del Descendimiento en barro cocido (terracota) realizado por Miguel Perrin en 1526. En la Capilla de San Bartolomé es magnifica la estatua yacente de Don Diego de Castilla, nieto de Don Pedro el Cruel, que fue canónigo de esta Iglesia.

Detrás de el altar se encuentra la Capilla Mayor en la que está la sillería coral. Al fondo el Altar, que podríamos llamar de la Confesión por estar situado sobre la tumba del Apóstol. Lo preside su estatua sedente, la misma siempre desde el siglo XII. Esculpida en piedra, se sienta sobre una silla de plata y la cubre una esclavina del mismo metal. El frontal del Altar, las gradas, el sagrario, el expositor, la imagen de la Inmaculada, el camarín y la rejas son todas ellas de plata, regalada por el Arzobispo Don Antonio Monroy (1685-1715), hijo del gobernador español de Querétano.

Fachada del Obradoiro

A la fachada principal que se abre a Occidente se le ha llamado del Obradoiro, en alusión al lugar donde se ubicaban los talleres de la Catedral. La fachada fue diseñada por Casas y Novoa dentro del estilo barroco. Antes de esta construcción existía la fachada románica que conserva influencias lombardas

Inicialmente era semejante a las fachadas Norte y Sur con la diferencia de que las torres que la jalonaban eran más grandes. Cincuenta años después de su construcción, se substituyó la fachada por el Pórtico de la Gloria que inicialmente estaba abierto al exterior y ofrecía la exuberancia de sus estatuas a la intemperie. En el siglo XV comenzó a desviarse la Torre de las Campanas obligando a apuntalarla mediante un bloque que aun hoy se muestra delante de la de ella decorado con ventanas ciegas. Fue entonces cuando se substituyó el segundo cuerpo románico por un cubo gótico que llega a la altura de la tronera de las campanas.

Predominan los ventanales en el cuerpo central, pensado como un espejo en el que se refleja el caer de la tarde. Se combinan los trazados rectos y curvos. Es un retablo de concepción sencilla aunque complicado por lujo. La horizontalidad de los bloques laterales unidos a la circunstancia del nivel inferior de la plaza a las torres hace que el conjunto no ofrezca sensación de pesadez sino de ímpetu ascensional gótico. Finalmente la luz incide en la fachada creando efectos y sombras.

Fachada de las Platerías

Enmarca la única que queda de las primitivas fachadas. De los cuatro arcos iniciales solamente quedan los dos centrales. Se desarrollan dos tímpanos apoyados en modillones y enmarcados por triple arquivolta. Un sin fin de esculturas se abigarran en los arcos, muchas de ellas añadidas posteriormente, procedentes de las portadas norte y oeste desmontadas para ser substituidas. Las esculturas originales de esta puerta, y la misma, pertenecen al último tercio del siglo IX. El mensaje catequético que tuvo es sumamente difícil de identificar por las muchas modificaciones sufridas en su estatuaria.

La fachada es coronada por una balaustrada de piedra.

- Fachada de la Azabachería

Corresponde a la zona Norte de la Catedral, fue, durante mucho tiempo, la puerta principal del templo, en la plaza, los peregrinos lavaban sus manos y harapos. El nombre de esta fachada viene dado por el gremio de los “azabacheros”, en cuyo material Compostela era destacada.

La antigua fachada románica, similar a la de Platerías, fue derruida y reemplazada por la actual en el Siglo XVIII. El primer cuerpo es obra de Sarela que solicita la colaboración de Ventura Rodríguez para dar espíritu neoclásico a la obra y modernizarla acorde con el gusto en España. Ante esto, Ventura y su discípulo (Monteagudo) tienen dos opciones: suprimir lo hecho y dejar el neoclásico en su totalidad, o buscar una adaptación de elementos barrocos y neoclásico, se opta por la segunda opción y de este modo surgen en la fachada columnas clásicas, la imagen de la Fe y un frontón sostenido por figuras de árabes.

- Cripta del Pórtico

Para sostener el Pórtico de la Gloria y la explanada alta que sirve de vestíbulo a la Catedral, dado el enorme desnivel existentes en el terreno, fue preciso construir un espacio subterráneo limitado por bóvedas lo suficientemente robustas para sostener la obra que se hizo encima. Tal es origen de la capilla subterránea a la que los compostelanos llaman impropiamente Catedral Vieja. En realidad es más nueva que la otra. Más tarde, a principios del siglo XVII, se construyó la actual escalinata de doble cuerpo que da acceso al Pórtico de la Gloria, por ello en este momento se amplió bajo el estilo barroco. El recinto, de estilo románico con bóvedas de transición al gótico, tiene la robustez lógica para sostener el peso que tiene encima.

Significado del Pórtico

Representa la ciudad Celeste tomando para ello símbolos provenientes del Apocalipsis de San Juan, del Libro IV de Esdras, y de los elementos apocalípticos contenidos en los profetas Isaías, Ezequiel y Daniel. Es el símbolo de “…la nueva Jerusalén que desciende del Cielo como una esposa adornada papara el encuentro con su prometido" (Apocalipsis 21-2).

En el tímpano del arco central nos encontramos resumidas varias páginas del Apocalipsis de San Juan. El Pantócrator sin mandorla lo preside una imagen mayestática y hierática y sedente de Cristo Salvador, indudablemente inspirada en la descripción que del Hijo del Hombre (Cristo) hace el apóstol San Juan en el Apocalipsis (Cap. 1,1-18). De acuerdo con esto, le encontramos un tanto hierático, consciente de su dignidad y poder. En sus manos y pies muestra las cicatrices de las llagas, como cordero inmolado, a través de cuya inmolación obtiene el triunfo. Sus vestiduras quieren demostrar su realeza y su sacerdocio. Completando la idea del Cordero inmolado se presentan ocho ángeles llevando instrumentos de la pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos y la lanza; un pergamino y una jarra, aludiendo sin duda a la sentencia y lavatorio de manos de Pilato; y por último una caña, esponja y un pergamino en que probablemente se leyó la inscripción INRI.

Rodeando el trono del Salvador vemos los cuatro evangelistas o tetramorfos como río de agua viva en actitud de escribir el Evangelio sobre cada uno de sus animales simbólicos: San Mateo sobre el cofre de recaudador de tributos; debajo San Marcos sobre el león alado; a la izquierda San Juan sobre el águila y debajo San Lucas sobre el Toro. Junto al trono jalonándolo, dos ángeles con incensarios que a ambos lados homenajean al Señor Soberano (Apoc. 8, 3-4).

Tomado del Capítulo 4 del Apocalipsis de San Juan todo el tímpano quiere plasmar la disposición del trono de Dios tal como lo ha visto el autor sagrado. Veinticuatro ancianos que representan en la visión apocalíptica a las 24 clases de cantores y sacerdotes del antiguo templo de Jerusalén, se sientan en una especie de sofá dialogan entres si vistiendo túnicas blancas y sobre sus cabezas llevan una corona de oro. En sus manos (excepto las figuras 4 y 21) sostienen instrumentos musicales (14 cítaras, 4 salterios, 2 arpas, llamando la atención la zanfona que sostienen sobre sus rodillas los dos que están sobre la clave).

En los espacios curvos del tímpano para plasmar la descripción de los elegidos, que figura en el cap. 7,4-17 del Apocalipsis, se disponen en forma radial treinta y ocho figuras humanas que representan las 12 de abajo a las 12 tribus de Israel y las 19 de arriba a la turba celeste que nadie podía contar, y que estaba delante del trono y del Cordero. Todas estas figuras, al igual que los ancianos, están a punto de comenzar una sinfonía litúrgica en honor del Cordero.

El Maestro Mateo ha concebido el Arco central del Pórtico como una pequeña ciudad con su templo y su liturgia propias. En esta ciudad nadie puede entrar sin estar escritos en libro de la vida; en ella se entra incluso llevados por ángeles. (Apocalipsis cap. 21,22-27).

Estatuas en las columnas. La gran ciudad celeste descansa sobre unas figuras concretas pertenecientes tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento. Así vemos como adosados a las columnas aparecen unas figuras de sorprendente calidad artística que representan personajes del Antiguo Testamento: Moisés, con las Tablas de la Ley en su mano; Isaías; Daniel, sonriente como anunciador de la venida del Salvador, y Jeremías con su rostro triste, dado lo mucho que tuvo que sufrir de los poderes de su pueblo por la crudeza de u denuncia profética. Las restantes figuras no han sido identificadas, pero sin duda pertenecen también a personajes del Antiguo Testamento. El lado derecho está dedicado al Nuevo Testamento y así nos encontramos con San Pedro, vestido de Pontifical y sus llaves en la mano; San Pablo, calvo y descalzo; Santiago lleva un báculo y un cartel, San Juan, joven y de pie sobre un águila; las otras cuatro figuras no se han identificado. Por lo tanto la ciudad descrita por San Juan está fundamentada sobre unas columnas que constituyen y representan a los dos Testamentos

Según San Juan sobre cada una de las 12 puertas de la Ciudad Nueva de Jerusalén (Apocalipsis 21, 12) hay un ángel que la guarda. Mateo expresó esto en los ángeles que sobre las figuras de los apóstoles y profetas van introduciendo en la ciudad a los seres humanos que vienen de la gran tribulación. Los que proceden del arco izquierdo vienen coronados, como símbolo de sus privilegios (como veremos luego) y con un pergamino que representa la Ley; y los de la derecha vienen sin coronar y van asidos de la mano del ángel.

Los otros ángeles representados en la fachada exterior son dos serafines que están de pie ante el trono del Cordero (escoltados por dos ángeles cada uno). En los ángulos del Pórtico hay cuatro ángeles con trompetas que tienen también un hondo sentido apocalíptico. Su misión es congregar a los elegidos de los cuatro puntos cardinales para doquier entonen un cántico nuevo. Los elegidos y su procedencia constituye el tema de los dos arcos laterales.

Columna del parteluz: La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos. En el rostro del apóstol se pueden apreciar las facciones, cabellos ondulados y barba acaracolada

La columna de mármol representa la genealogía humana de Jesús. De la figura de José (padre del Rey David), brota un tallo (Isaías 11, 1), que crece y enreda a David, Salomón y al llegar a la Madre de Dios aparta sus ramas dejándola exenta. El capitel nos muestra la generación eterna de Cristo en cuanto Dios: El Padre le tiene en su regazo, y sobre ellos en forma de paloma el Espíritu Santo.

En el capitel que se encuentra tras la corona del Apóstol vemos representado uno de los episodios simbólicos más característicos de la vida de Cristo: Las tentaciones. El diablo en figura repugnante y monstruosa tienta en tres ocasiones a Jesús que, una vez rechazadas las tentaciones, es servido por los ángeles.

Arco lateral izquierdo: En este arco encontramos representado un tema del Antiguo T. La expectación mesiánica. Todo el antedicho Testamento gira en torno a él. El autor del Pórtico se ha inspirado en el libro IV de Esdras, (cap. 3,1-27).

La primera arquivolta nos muestra una serie de figuras envueltas en la fronda. En el centro con una corona en la cabeza nos encontramos la figura de Dios Creador, a la derecha de Dios está Adán, sin corona ya que perdió la inocencia; a su lado vemos la figura de Noé, que es el nuevo padre de la humanidad al haber perecido todos los demás en el diluvio; después viene coronado Abraham, a continuación Esaú y Jacob; sólo Jacob aparece coronado como heredero de la promesa y bendición de Abraham. A la derecha de Dios tenemos en primer lugar a Eva, sin corona también por el mismo motivo que Adán, después Moisés, a continuación David el rey; las dos figuras restantes parecen representar las tribus judías y Judá y Benjamín, ya que eran consideradas como restauradas por el libro de Esdras. Se trata pues de la representación de la primera promesa de Salvación y su realización en el Antiguo Testamento.

Su segunda arquivolta nos lleva a un tema sumamente interesante y actual. Se trata de presentarnos un símbolo o tipo, de la salvación de los hombres en el destierro y opresión que padeció en Babilonia el pueblo de Israel, inspirándose en el libro IV de Esdras (Cap. 13,25-7). Las figuras que aparecen son diez y representan a las diez tribus de Israel, menos Judá (tribu de Cristo) y Benjamin.

Todas las figura están coronadas, símbolo de los privilegios y promesas que gozan los judíos; el bocel que las aprisiona contra la arquivolta simboliza la esclavitud y cautiverio a que están sometidas; las cartelas que tienen en su mano simbolizan la Ley que ellas observaron cuidadosamente en el destierro. La figura central de Cristo las atrae hacia la salvación, simbolizada en las que van pasando al arco central del Pórtico desnudas y con la Ley en la mano, pero coronadas y libres de la esclavitud. Cristo pues es el libertador.

Arco lateral de la derecha: Probablemente en la intención original estas es una representación del Juicio Final: En el centro Cristo--juez--y debajo un ángel. A su derecha vemos a los elegidos, y a la izquierda los réprobos condenados al fuego eterno. Mientras que en manos de ángeles los de la derecha pasan a la Jerusalén Celestial, representada en el arco central, los réprobos se ven aprisionados por multitud de monstruos que los inmovilizan y castigan. (Mateo 25).

Otros elementos:

El Pórtico conserva parte de su policromía original retocada en el s. XVI. Es de notar no obstante que no está completo; al construir la fachada actual del Obradoiro se retiraron estatuas, alguna de las cuales se conservan en el museo catedralicio.

Todas las figuras representadas se adaptan por completa al espacio arquitectónico. Distribuidos por los arranques de las bóvedas del nartex están diez ángeles. En la parte inferior, en las basas, hay una serie de animales que representan el pecado. Por último, las figuras realizadas por Mateo, como el Pantócrator, Santiago, el árbol de Jessé, etc... Poseen similares características: se parte de un rectángulo para hacer la figura, cabezas con gran expresividad cuyos cabellos son gruesos y acaracolados, el cuerpo tiene la talla más plana, poniendo de manifiesto los rasgos anatómicos, los pliegues toman forma de embudo en la zona del cuello y los ropajes, marcados pero con caída natural, son elegantes y dejan ver los pies.

La efigie de Mateo: Arrodillado en la nave cara al Altar Mayor de la Catedral nos encontramos en actitud orante y penitente al autor del Pórtico: el Maestro Mateo. Muchas madres, deseando que sus hijos tuvieran la inteligencia del autor del Pórtico les llevan a él y chocan las cabezas de los estudiantes contra los rizos pétreos del arquitecto. De ahí el nombre gallego con que se conoce esta estatua: "Santo dos Croques".

1.- Historia y Evolución de la Catedral

Según un relato legendario, fue a comienzos del siglo IX cuando el obispo Teodomiro, de la diócesis de Iria Flavia (Padrón), descubrió los restos del apóstol Santiago el Mayor. En el lugar del hallazgo, el monarca asturiano Alfonso II el Casto ordenó erigir una iglesia, origen de la actual catedral compostelana. La noticia del descubrimiento de los restos del apóstol, se difundió rápidamente por toda la cristiandad y Santiago de Compostela se convirtió en objetivo fundamental de las peregrinaciones cristianas.

- Alfonso II de Asturias, que necesitaba de un elemento aglutinador para su reino, convirtió al apóstol en un símbolo del combate contra el Islam, naciendo así la imagen de Santiago Matamoros, que se prodigó a lo largo de la ruta.

- Alfonso III el Grande construyó a finales del mismo siglo una basílica mucho más bella, que el apodado Almanzor, visir musulmán de Al-Andalus, destruyó en el año 997. Aunque no violó la tumba del Apóstol, se apropió de la campana llevándola hasta Córdoba junto con prisioneros cristianos, y al vencerle Fernando III en 1.236, prisioneros islámicos la llevaron de vuelta dos siglos más tarde.

- Fue reconstruida por Alfonso V alrededor del año 1000. El obispo Diego Peláez comenzó hacia el año 1078 la construcción del edificio actual, pero fue su sucesor Diego Gelmírez, próximo a la orden cluniacense, amigo del papa borgoñón Calixto II y fiel al rey castellano Alfonso VI, quien llevó a cabo la mayor parte de la obra, que se concluyó entre 1122 y 1128. Aunque se supone que intervinieron diferentes artífices, se suele citar a los maestros franceses Bernardo y Roberto, y a continuación a sus probables discípulos gallegos —o tal vez descendientes del maestro Bernardo—, el llamado maestro Esteban y Bernardo el Joven. Hacia finales del siglo XII se acometió el excepcional Pórtico de la Gloria, obra maestra de la escultura románica tallada por el maestro Mateo, y elemento clave en la transición hacia la arquitectura gótica.

- La Catedral se había quedado pequeña, se fue ampliando y modificando; se le añadieron nuevas torres, un claustro de estilo gótico flamígero, una cúpula sobre el crucero, y entre los siglos XVII y XVIII se realizaron nuevas obras hasta culminar con la fachada barroca (S.XVIII), que comenzó en 1.715 Antonio Monroy sobre la antigua catedral. Los exteriores originales se ocultaron bajo nuevos paramentos, entre los que sobresale la Fachada del Obradoiro, una impresionante obra barroca proyectada por Fernando de Casas y Novoa. De las entradas románicas tan solo se conserva la del crucero meridional, conocida como Puerta de Platerías, tallada probablemente por el maestro Esteban hacia el año 1103. Entre los ornatos interiores destacan el enorme incensario conocido como botafumeiro, que pende de la cúpula y en las ocasiones más solemnes oscila sobre la nave principal, y las excepcionales capillas barrocas, especialmente la Capilla Mayor y la Capilla de la Virgen del Pilar.

En este templo finaliza el Camino de Santiago, ruta de peregrinación establecida por los monjes de Cluny que se convirtió en uno de los focos culturales más importantes de la edad media europea

2.- Análisis Arquitectónico

La Catedral de Santiago de Compostela representa la culminación de las grandes iglesias de peregrinación, inspirada en los modelos franceses de Sainte-Foy de Conques, Saint-Sernin de Toulouse y las desaparecidas Saint-Martin de Tours y Saint-Martial de Limoges.

En su versión primitiva la Catedral tenía solamente nueve capillas. Cinco de ellas se abrían al ábside, de planta rectangular, la primera y más antigua, semicirculares las otras cuatro. Otras cuatro se abrían a la pared Este de ambos brazos del crucero. El paso del tiempo, la aparición de las fundaciones y patronazgos modificaron el armónico y bello diseño original, dando así origen a la aparición de infinidad de capillas. Por ello hoy cuenta con un total de 16 capillas y una Iglesia adosada

Para facilitar el culto a las reliquias del apóstol, alojadas en una cripta bajo el altar del presbiterio, se construyó una girola con capillas radiales en torno al ábside, que permite junto con el gran transepto la circulación fluida de los peregrinos. Situándose en el centro del crucero se comtempla la cruz latina que configura la planta de templo. Cada uno de los brazos de la Cruz está compuesto de tres naves. El brazo largo de la cruz mide unos cien metros en el exterior, que se reducen a 90 en el interior. En el espacio interior, apenas iluminado, prevalece la sensación de verticalidad, acusada por la gran altura, de 22 m, frente a la anchura, de 8,5 m, de la nave principal, compuesta por once tramos cubiertos por una bóveda de cañón. La sección longitudinal del templo se articula en un piso inferior comunicado con las naves laterales —cubiertas con bóvedas de arista— y una tribuna o triforio abierta al espacio principal mediante series de arcos geminados.

En la intersección entre los dos brazos de la cruz que foma la planta, podemos contemplar la cúpula del siglo XIV que la cubre. Sobre ella en los años medievales el Arzobispo Don Rodrigo del Padrón construyó una fortaleza para defensa de la ciudad y del templo, que cegaba los ventanales rasgados de estilo gótico que se ven en ella. Fue causa de un sin fin de problemas y litigios; fue desmontada hacia 1602, cumpliendo un deseo del Arzobispo Don Juan Sanclemente. Este Prelado quiso dotar al Arzobispo de una silla coral propia en el centro del Coro, de la que carecía entonces. Por ello, al tener que cerrar el coro por su parte posterior, se le sustraía la única luz de que disfrutaba.

La mera visión de las naves nos hace ver que estamos ante un soberbio ejemplar del arte románico, sin parangón en España, y ganándole la partida a monumentos semejantes a ella existentes en Francia. Es sin duda la obra cumbre del humilde estilo de una Edad Media que nace entre problemas, carencias y dificultades, pero va superándose a sí mismo conforme avanza el tiempo. Logra aquí el arte de la Europa naciente una perfección y elegancia hasta entonces desconocida desde los ya lejanos años de la desaparición de la cultura romana.

Fachada del Obradoiro

(Ver Portada) A la fachada principal que se abre a Occidente se le ha llamado del Obradoiro, en alusión al lugar donde se ubicaban los talleres de la Catedral. La fachada fue diseñada por Casas y Novoa dentro del estilo barroco. Antes de esta construcción existía la fachada románica que conserva influencias lombardas

Inicialmente era semejante a las fachadas Norte y Sur con la diferencia de que las torres que la jalonaban eran más grandes. Cincuenta años después de su construcción, se substituyó la fachada por el Pórtico de la Gloria que inicialmente estaba abierto al exterior y ofrecía la exuberancia de sus estatuas a la intemperie. En el siglo XV comenzó a desviarse la Torre de las Campanas obligando a apuntalarla mediante un bloque que aun hoy se muestra delante de la de ella decorado con ventanas ciegas. Fue entonces cuando se substituyó el segundo cuerpo románico por un cubo gótico que llega a la altura de la tronera de las campanas.

Predominan los ventanales en el cuerpo central, pensado como un espejo en el que se refleja el caer de la tarde. Se combinan los trazados rectos y curvos. Es un retablo de concepción sencilla aunque complicado por lujo. La horizontalidad de los bloques laterales unidos a la circunstancia del nivel inferior de la plaza a las torres hace que el conjunto no ofrezca sensación de pesadez sino de ímpetu ascensional gótico. Finalmente la luz incide en la fachada creando efectos y sombras.

Fachada de las Platerías

Enmarca la única que queda de las primitivas fachadas. De los cuatro arcos iniciales solamente quedan los dos centrales. Se desarrollan dos tímpanos apoyados en modillones y enmarcados por triple arquivolta. Un sin fin de esculturas se abigarran en los arcos, muchas de ellas añadidas posteriormente, procedentes de las portadas norte y oeste desmontadas para ser substituidas. Las esculturas originales de esta puerta, y la misma, pertenecen al último tercio del siglo IX. El mensaje catequético que tuvo es sumamente difícil de identificar por las muchas modificaciones sufridas en su estatuaria.

La fachada es coronada por una balaustrada de piedra.

Fachada de la Azabachería

Corresponde a la zona Norte de la Catedral, fue, durante mucho tiempo, la puerta principal del templo, en la plaza, los peregrinos lavaban sus manos y harapos. El nombre de esta fachada viene dado por el gremio de los “azabacheros”, en cuyo material Compostela era destacada. La antigua fachada románica, similar a la de Platerías, fue derruida y reemplazada por la actual en el Siglo XVIII.

El primer cuerpo es obra de Sarela que solicita la colaboración de Ventura Rodríguez para dar espíritu neoclásico a la obra y modernizarla acorde con el gusto en España. Ante esto, Ventura y su discípulo (Monteagudo) tienen dos opciones: suprimir lo hecho y dejar el neoclásico en su totalidad, o buscar una adaptación de elementos barrocos y neoclásico, se opta por la segunda opción y de este modo surgen en la fachada columnas clásicas, la imagen de la Fe y un frontón sostenido por figuras de árabes.

Cripta del Pórtico

Para sostener el Pórtico de la Gloria y la explanada alta que sirve de vestíbulo a la Catedral, dado el enorme desnivel existente en el terreno, fue preciso construir un espacio subterráneo limitado por bóvedas lo suficientemente robustas para sostener la obra que se hizo encima. Tal es origen de la capilla subterránea a la que los compostelanos llaman impropiamente Catedral Vieja. En realidad es más nueva que la otra. Más tarde, a principios del siglo XVII, se construyó la actual escalinata de doble cuerpo que da acceso al Pórtico de la Gloria, por ello en este momento se amplió bajo el estilo barroco. El recinto, de estilo románico con bóvedas de transición al gótico, tiene la robustez lógica para sostener el peso que tiene encima.

3.- Escultura y Programa Iconográfico

La temática representada es de índole religiosa, partiendo del Apocalipsis, Antiguo Testamento, Evangelios... Durante la época, la cultura del pueblo es mínima y todo es explicado mediante la figura de Dios (teocentrismo), un Dios justiciero al que hay que temer. Es el instrumento de la Iglesia para tener a la población controlada e impedir cualquier tipo de dudas o revoluciones. Una cultura social que se transmitirá mediante los pasajes bíblicos representados en los interiores y las fachadas de iglesias y catedrales como la de Santiago.

Para el estudio de este apartado tomaremos como referencia principal el Pórtico de la Gloria, máximo exponente de la expresión escultórica y del desarrollo iconográfico del templo

Significado del Pórtico

Representa la Ciudad Celeste tomando para ello símbolos provenientes del Apocalipsis de San Juan, del Libro IV de Esdras, y de los elementos apocalípticos contenidos en los profetas Isaías, Ezequiel y Daniel. Es el símbolo de “…la nueva Jerusalén que desciende del Cielo como una esposa adornada para el encuentro con su prometido" (Apocalipsis 21-2).

En el tímpano del ARCO CENTRAL nos encontramos resumidas varias páginas del Apocalipsis de San Juan. El Pantócrator sin mandorla lo preside una imagen mayestática, hierática y sedente de Cristo Salvador. De acuerdo con esto, le encontramos un tanto hierático, consciente de su dignidad y poder. En sus manos y pies muestra las cicatrices de las llagas, como cordero inmolado, a través de cuya inmolación obtiene el triunfo. Sus vestiduras quieren demostrar su realeza y su sacerdocio. Completando la idea del Cordero inmolado se presentan ocho ángeles llevando instrumentos de la pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos y la lanza; un pergamino y una jarra, aludiendo sin duda a la sentencia y lavatorio de manos de Pilato; y por último una caña, una esponja y un pergamino en que probablemente se leyó la inscripción INRI.

Rodeando el trono del Salvador vemos los cuatro evangelistas o tetramorfos como río de agua viva en actitud de escribir el Evangelio sobre cada uno de sus animales simbólicos: San Mateo sobre el cofre de recaudador de tributos; debajo San Marcos sobre el león alado; a la izquierda San Juan sobre el águila y debajo San Lucas sobre el Toro. Junto al trono jalonándolo, dos ángeles con incensarios que a ambos lados homenajean al Señor Soberano (Apoc. 8, 3-4).

Tomado del Capítulo 4 del Apocalipsis de San Juan todo el tímpano quiere plasmar la disposición del trono de Dios tal como lo ha visto el autor sagrado. Veinticuatro ancianos que representan en la visión apocalíptica a las 24 clases de cantores y sacerdotes del antiguo templo de Jerusalén, se sientan en una especie de sofá dialogan entres si vistiendo túnicas blancas y sobre sus cabezas llevan una corona de oro. En sus manos (excepto en dos figuras) sostienen instrumentos musicales.

En los espacios curvos del tímpano para plasmar la descripción de los elegidos, que figura en el cap. 7,4-17 del Apocalipsis, se disponen en forma radial treinta y ocho figuras humanas que representan las 12 de abajo a las 12 tribus de Israel y las 19 de arriba a la turba celeste que nadie podía contar, y que estaba delante del trono y del Cordero. Todas estas figuras, al igual que los ancianos, están a punto de comenzar una sinfonía litúrgica en honor del Cordero.

Estatuas en las COLUMNAS

La gran ciudad celeste descansa sobre unas figuras concretas pertenecientes tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento. Así vemos como adosados a las columnas aparecen unas figuras de sorprendente calidad artística que representan personajes del Antiguo Testamento: Moisés, con las Tablas de la Ley en su mano; Isaías; Daniel, sonriente como anunciador de la venida del Salvador, y Jeremías con su rostro triste. Las restantes figuras no han sido identificadas, pero sin duda pertenecen también a personajes del Antiguo Testamento.

El lado derecho está dedicado al Nuevo Testamento. Por lo tanto la ciudad descrita por San Juan está fundamentada sobre unas columnas que constituyen y representan a los dos Testamentos.

Según San Juan sobre cada una de las 12 puertas de la Ciudad Nueva de Jerusalén (Apocalipsis 21, 12) hay un ángel que la guarda. Mateo expresó esto en los ángeles que sobre las figuras de los apóstoles y profetas van introduciendo en la ciudad a los seres humanos que vienen de la gran tribulación. Los que proceden del arco izquierdo vienen coronados, como símbolo de sus privilegios (como veremos luego) y con un pergamino que representa la Ley; y los de la derecha vienen sin coronar y van asidos de la mano del ángel.

Los otros ángeles representados en la fachada exterior son dos serafines que están de pie ante el trono del Cordero (escoltados por dos ángeles cada uno). En los ángulos del Pórtico hay cuatro ángeles con trompetas que tienen también un hondo sentido apocalíptico. Su misión es congregar a los elegidos de los cuatro puntos cardinales para doquier entonen un cántico nuevo. Los elegidos y su procedencia constituye el tema de los dos arcos laterales.

Columna del PARTELUZ: La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos. En el rostro del apóstol se pueden apreciar las facciones, cabellos ondulados y barba.

La columna de mármol representa la genealogía humana de Jesús. De la figura de José (padre del Rey David), brota un tallo (Isaías 11, 1), que crece y enreda a David, Salomón y al llegar a la Madre de Dios aparta sus ramas dejándola exenta. El capitel nos muestra la generación eterna de Cristo en cuanto Dios le tiene en su regazo, y sobre ellos en forma de paloma el Espíritu Santo.

En el capitel que se encuentra tras la corona del Apóstol vemos representado uno de los episodios simbólicos más característicos de la vida de Cristo: Las tentaciones. El Diablo en figura repugnante y monstruosa tienta en tres ocasiones a Jesús que, una vez rechazadas las tentaciones, es servido por los ángeles.

Arco lateral IZQUIERDO: En este arco encontramos representado un tema del Antiguo T. La expectación mesiánica. Todo el antedicho Testamento gira en torno a él. El autor del Pórtico se ha inspirado en el libro IV de Esdras, (cap. 3,1-27).

La primera arquivolta nos muestra una serie de figuras envueltas en la fronda. En el centro con una corona en la cabeza nos encontramos la figura de Dios Creador, a la derecha de Dios está Adán, sin corona ya que perdió la inocencia; a su lado vemos la figura de Noé, que es el nuevo padre de la humanidad al haber perecido todos los demás en el diluvio; después viene coronado Abraham, a continuación Esaú y Jacob; sólo Jacob aparece coronado como heredero de la promesa y bendición de Abraham. A la derecha de Dios tenemos en primer lugar a Eva, sin corona también por el mismo motivo que Adán, después Moisés, a continuación David el rey; las dos figuras restantes parecen representar las tribus judías y Judá y Benjamín, ya que eran consideradas como restauradas por el libro de Esdras. Se trata pues de la representación de la primera promesa de Salvación y su realización en el Antiguo Testamento.

Su segunda arquivolta nos lleva a un tema sumamente interesante y actual. Se trata de presentarnos un símbolo o tipo, de la salvación de los hombres en el destierro y opresión que padeció en Babilonia el pueblo de Israel, inspirándose en el libro IV de Esdras (Cap. 13,25-7). Las figuras que aparecen son diez y representan a las diez tribus de Israel, menos Judá (tribu de Cristo) y Benjamin.

Todas las figuras están coronadas, símbolo de los privilegios y promesas que gozan los judíos; el bocel que las aprisiona contra la arquivolta simboliza la esclavitud y cautiverio a que están sometidas; las cartelas que tienen en su mano simbolizan la Ley que ellas observaron cuidadosamente en el destierro. La figura central de Cristo las atrae hacia la salvación, simbolizada en las que van pasando al arco central del Pórtico desnudas y con la Ley en la mano, pero coronadas y libres de la esclavitud. Cristo pues es el libertador.

Arco lateral DERECHO: Probablemente en la intención original estas es una representación del Juicio Final: En el centro Cristo juez y debajo un ángel. A su derecha vemos a los elegidos, y a la izquierda los réprobos condenados al fuego eterno. Mientras que en manos de ángeles los de la derecha pasan a la Jerusalén Celestial, representada en el arco central, los réprobos se ven aprisionados por multitud de monstruos que los inmovilizan y castigan. (Mateo 25).

Bibliografía

· Colección histórico-documental de la Iglesia Compostelana”

VVAA, Biblioteca de Galicia

· “Historia del Arte” Elie Faure, Ediiones Renacimiento 1924

· “Enciclopedia ESPASA CALPE” VVAA, 1990

· “Enciclopedia SALVAT Historia del Arte” VVAA, Editorial Salvat 1987

· “El Apocalipsis” S. Juan

Internet

· La Catedral Metropolitana http://www. archicompostela.org/catedral.htm

· Cronología Histórica de Santiago http://www.hedra.es/santiago/cron.htm

· Camino al Pórtico de la Gloria http://www.humnet.ucla.edu/santiago/gloria.html

· Santiago de Compostela http://www.galinor.es/santiago/monum.html

· La Edad Media http://www.sispain.com/middle.html

· La Catedral de Santiago http://www3.planalfa.es/arzsantiago/catedral.htm




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Enviado por:Ramón Goñi
Idioma: castellano
País: España

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