Literatura


Cantar del Mío Cid


ÍNDICE

Resumen de la obra por cantares

RESUMEN DE LA OBRA POR CANTARES

Primer cantar: Destierro del Cid

El Cid Ruy Díaz era un fiel vasallo del rey Alfonso, iba a cobrar los tributos a los reyes de Córdoba y de Sevilla; entre los cuales había enfrentamientos. Cuando el Cid se encontraba en disposición de cobrar los tributos se entero que el rey de Granada venía con sus vasallos en contra del rey de Sevilla y le pidió que no lo hiciera, pero este no atendió a su petición y atacó. El Cid se puso de parte del rey de Sevilla y hubo un cruel enfrentamiento del cual salieron vencedores el Cid y el rey de Sevilla. Esta fue una de las causas que despertaron la envidia de la gente hacia Cid, de esta manera el rey Alfonso escucho lo que la gente envidiosa tenía que decir y como tenía viejas rencillas contra él decidió expulsarlo el reino. El Cid convocó a sus vasallos para pedir a los que quisieran que le acompañaran en su largo recorrido, Álvar Fáñez fue el primero en decir que no le fallarían y todos acataron lo que este decía. El Cid siente mucha pena porque ha perdido sus castillos, su dinero, sus pieles… De esta manera comienza el Cid su aventura.

Entra el Cid a Burgos con setenta vasallos que le acompañan y cual es su sorpresa al comprobar que nadie lo hospeda, y todo por mandato del Rey. Acampan en el arenal pasando antes por la iglesia de Santa María para hacer una oración. El Cid no puede comprar en Burgos porque el Rey también lo ha prohibido. Martín Antolínez, amigo del Cid, va a llevarles víveres sin desobedecer al Rey, puesto que no le vende nada simplemente se lo da. Para ganar dinero y con ayuda de Martín construyen dos arcas de madera y las llenan de arena, con el fin de empeñárselas a alguien a un precio razonable diciendo que son los bienes del Cid pero que pesan mucho para llevarlas y que recibirán unos grandes intereses. Los elegidos para la trama son dos judíos, Raquel y Vidas, que aceptan el trato. Martín y ellos van a por las arcas y se vuelven a Burgos donde pagan a Martín lo debido para el Cid y le dan a él un dinero por haberles conseguido tan buen negocio. Hecho esto recogen el campamento y se dirigen a San Pedro de Cardeña para ver a la esposa del Cid y las hijas de este.

Martín se queda en Burgos para despedirse de su esposa, y luego les dará alcance. Llegan a San Pedro de Cardeña y allí esta el abad don Sancho con la mujer del Cid y sus cinco damas rezando, al llamar el Cid a la puerta la alegría fue inmensa para todos. El Cid habla con don Sancho para darle dinero para mantener allí a su mujer y sus hijas, y le pide que no tenga ningún miramiento en gastos puesto que por cada marco que gaste él le dará cuatro. Jimena, mujer del Cid, está muy apenada y no hace más que llorar. El Cid emprende de nuevo su camino y al enterarse la gente, hay muchos que deciden seguirle, se reúnen en Burgos y van hacia el lugar donde esta el Cid. Han de darse prisa puesto que solo le quedan tres días para cumplir el plazo de salida del reino. Al empezar el día oyen misa y se van. Por el camino se le van agregando vasallos. La última noche que el Cid duerme en Castilla tiene un sueño en el que se le aparece el ángel Gabriel para decirle que todo le va a ir bien. Por la mañana el Cid hace recuento de su gente y cuenta unos trescientos. Llegan a Castejón por la noche y el Cid decide hacer una emboscada, y así lo hace. Ganó a Castejón y su oro y su plata, Minaya vuelve donde le aguarda el Cid para entregarle el botín, con los objetos que le traía hace negocio con los moros que le dan tres mil marcos, y deciden salir de Castejón para no ser sorprendidos por el Rey. Por el camino va recogiendo grandes ganancias. Cuando llega a Alcocer piensa en ganarlo, acampan allí y cuando los moros se enteran de la noticia sienten miedo; el castillo no tarda en pagarles tributo. Después de quince semanas y viendo que Alcocer no s le rendía decidió hacer un ardid de guerra, la gente se pensó que se marchaban rendidos después de tanto tiempo y decidieron atacarles para recuperar su botín. Salieron todos detrás del Cid y los suyos dejando Alcocer libre, cundo el Cid vio que había suficiente distancia entre los moros y el pueblo, dio media vuelta y se enfrentaron ganando el Cid y los suyos. De esta manera ganó el Cid el castillo de Alcocer. Deciden que los moros y moras que hay allí sean sus criados. Los pueblos de los alrededores mandan un comunicado al rey de Valencia para advertirle de lo que esta pasando y dejarle claro que si no hace algo perderá a todos esos pueblos. El rey Tamín cuando se entera de esto mando dos emires con más de tres mil moros para que cogieran al Cid y se lo llevaran ante él porque le tenían que pagar por entrar en sus tierras. Andan los tres mil moros con Fáriz y Galve, y con todos los que se les añadieron en el camino a poner cerco al Cid. Mantuvieron tres semanas el cerco, entonces el Cid convocó a los suyos para ver que hacían; y haciendo caso a Minaya decidieron entrar en combate. A pesar de que eran muchos menos, ganaron la batalla. Ganaron mucho en esta batalla y todos quedaron satisfechos en la repartición. Envió el Cid treinta caballos al rey Alfonso y pago mil misas en Santa María de Burgos, dejando dicho que lo que sobrase sería para su mujer e hijas.

Alcocer se les hace pequeño y el Cid decide venderlo por tres mil marcos de plata. Los moros que tenían cautivos como siervos quedan muy apenados cuando el Cid se marcha, puesto que con él vivían muy bien. Cuando Minaya llega con los treinta caballos al rey este se pone muy contento pero tan solo perdona a Minaya y dice que para perdonar al Cid aún es muy temprano; pero deja que el que quiera se pueda ir con él si perder sus bienes ni ser desterrado. El Cid entretanto se encontraba en el Poyo sometiendo a tributo a todo el valle del río Martín y cuando salió en busca de Minaya hizo lo mismo en Zaragoza. Cuando se encuentra a Minaya trae unas doscientas personas consigo y noticias de toda la gente que echaba de menos al Cid y a los suyos.

El Cid hace una escapada nocturna y va saqueando todos los pueblos, al tercer día se vuelve. Se van del Poyo para seguir obteniendo ganancias, van a acampar a Olocau durante diez días. La noticia de que el Cid anda revolviéndolo todo, vuela. Se entera el conde de Barcelona, que lo tiene por grave ultraje; muy enfadado reúne gente y vas tras el Cid. Cuando el Cid se entera manda decir al conde que le deje en paz que no le esta quitando nada suyo, a lo que el conde responde que no es así y que se o va a apagar todo; entonces el Cid entiende que la única forma de resolverlo es entrando en combate. Gana el Cid y retiene al conde Ramón, que se niega a comer; entonces el Cid le propone que si come se podrá marchar. Después de mucho insistir el conde acepta y es liberado.

Segundo cantar: Bodas de las hijas del Cid

El Cid se marcha de Olocau y va conquistando un montón de pueblos de alrededor y haciéndose cada vez más rico. Los de Valencia no le miraban bien, y el Cid decidió que esto se solucionaba combatiendo; y así lo hizo, reunió a todos los que pudo y entro en combate. Ganó el Cid y volvió a Murviedro con el botín, conquista Puig. Poco a poco el Cid va conquistando villas; manda llamar a los que quieran ayudarle para cercar Valencia y así enriquecerse junto a él. Cuando hubo reunido a bastante gente se marcó a cercar Valencia, estuvo nueve meses y al décimo se le rindieron los de Valencia; de esta forma todos se enriquecieron. El rey de Sevilla al enterarse de la noticia se pone furioso y quiere recuperar Valencia, mandó tres mil hombres y de nuevo el que en buena hora naciera, ganó y obtuvo grandes riquezas. El Cid aconsejo a los suyos que él que decidiera marcharse lo dijera y lo hiciera, pero el que se marchara a sus espaldas sería alcanzado y se le mataría. En Valencia todos eran ricos y tenían casas. El Cid manda a Minaya con cien caballos para el rey y le dice que le pida al rey permiso para traerse consigo a su mujer y sus hijas; también mando dinero a don Sancho. Llegó un clérigo llamado Jerónimo y el Cid le encomendó eregir un obispado en Valencia. Minaya emprende su camino, cuando llega a Castilla el rey no se encuentra allí y Minaya fue a Sahún a buscarle; le pide lo que el Cid le mandaba y le regala los cien caballos, el rey acepta los caballos y la propuesta del Cid. Los infantes de Carrión ven un buen negocio el de casarse con las hijas del Cid. Minaya va en busca de doña Jimena y sus hijas, este le entrega quinientos pesos a don Sancho y otros quinientos para ataviar a doña Jimena y sus hijas. Cuando Minaya se dispone a marcharse aparecen Raquel y Vidas a reclamar el dinero que les debían, Minaya les promete hablar con al Cid para que se les pague lo que les correspondía. Se reúne mucha gente para irse con Minaya. Cuando el Cid se entera de que vienen su mujer y sus hijas manda gente al encuentro para que tengan, si cabe, más guardaespaldas. El Cid esta impaciente por ver a su familia y decide salir a encontrarlas en su caballo Babieca, mientras don Jerónimo montaba una procesión. El encuentro es muy emocionado y cuando entran en Valencia a doña Jimena y sus hijas les encanta el lugar.

Tiempo después al rey de Marruecos se le antoja cercar a Valencia, junta cincuenta mil personas para embarcarse en el viaje. El Cid se muestra encantado ante la noticia, pero su familia esta preocupada. De nuevo gana el Cid y obtiene grandes riquezas. El que en buena hora nació mana doscientos caballos a don Alfonso con Minaya y Pedro Bermúdez; estos le buscan en Valladolid y el rey acepta los caballos y gratifica a Minaya y Bermúdez con tres de ellos y con armas que eligieran. Los infantes de Carrión piden a don Alfonso que les ida al Cid las manos de sus hijas, y este se lo comunica a Minaya y Bermúdez para que llegue a oídos del Cid. Al Cid le encanta la idea de las bodas y solo le queda determinar una fecha para reunirse con el rey y los infantes; quedan en el río Tajo. En el encuentro el Cid llora de emoción y el rey le da su perdón. El Cid acepta las bodas y se despiden, este llena de regalos al rey. Sol y Elvira están pues destinadas a casarse con los infantes de Carrión, Fernando y Diego; y la noticia de las bodas les encanta. El Cid prepara el castillo para traer a los infantes y presentarlos a sus hijas. Se casan y se tiran quince días en festejos. Los infantes están más que contentos porque ahora tienen más riqueza de la que jamás podrían haber imaginado.

Cantar tercero: Afrenta de Corpes

Un día se escapa el león de la jaula y los infantes corren a esconderse mientras su apreciado suegro lo enganchaba por el cuello y lo devolvía a la jaula; claro queda que se convirtieron en objeto de burla de todo el castillo.

De nuevo los de Valencia viene a cercar Valencia enviados por el rey Búcar; el Cid y los suyos se alegran de la noticia, pero los infantes están acongojados. El Cid sabiendo la poca valentía de sus yernos les propone quedarse en el castillo para cuidar de sus mujeres, pero los infantes deciden salir a la batalla para demostrar ante todos que no son unos cobardes; pero no lo consiguen porque a la primera d cambio salen corriendo. Ganan a los moros y el Cid va tras el rey Búcar para matarlo, y así lo hace y gana la espada Tizón. Cuando llegan al castillo nuevamente los infantes son objeto de burla, estos deciden irse a Carrión y piden permiso al Cid. El Cid acepta que sus hijas vayan a Carrión con los infantes, las da un ajuar para que vayan bien servidas. Comienzan a despedirse la familia, el Cid monta a caballo y les acompaña un trecho más. El Cid no esta confiado del todo en sus yernos y hace que su sobrino, Félix Múñoz, vaya con ellas para velar por su seguridad.

Por el camino se encuentran con el moro Abengalbón que decide acompañarlos, los infantes viendo su inmensa riqueza planean matarlo, pero uno de los vasallos de Abengalbón escucha sus planes y se los comunica a este; que decide mandarlos a paseo y les amenaza, se marcha pensando en lo desgraciadas que son las hijas del Cid. Los infantes tenían planeado abandonar a sus esposas, cuando llegan a Castilla y se quedan a solas las meten sendas palizas que las dejan prácticamente muertas. Félix Múñoz se apartó, sin que los infantes se dieran cuenta, para ver que pasaba con sus primas, cuando las encontró en tal estado se entristeció mucho; las monto en su caballo y las llevó hasta la torre de doña Urraca para acercarse hasta San Esteban, allí encuentra a Diego Téllez que enseguida manda a recogerlas y las cuida como reinas.

Los infantes de Carrión iban orgullosos de sus hazañas, cuando don Alfonso se entera le pesa muchísimo. Llega la noticia a oídos del Cid, este manda a sus más fieles vasallos con doscientos caballeros a buscar a sus hijas para traerlas a Valencia. Cuando doña Sol y doña Elvira ven a su primo Minaya se alegran enormemente. En el camino de vuelta se encuentran al moro Abengalbón, llegan a Valencia. El Cid y doña Jimena están muy contentos de verlas sanas y salvas. El Cid se pone a hablar con los suyos, manda a Muño Gustioz para pedirle justicia a don Alfonso, este así lo hace. El rey se siente pesaroso de haber propiciado este casamiento, y decide mandar a sus mensajeros para juntar las cortes en Toledo. Pidió las cortes en siete semanas.

Los infantes piden al rey no acudir a las cortes, pero este les niega la propuesta. Llegan caballeros de todos los lugares. Llega el Cid y el rey sale a recibirlo. EL Cid va acompañado de muchos caballeros por si los infantes buscan camorra. Cuando entran El Cid y los suyos en la corte todos se ponen de pies excepto los infantes y los de su bando. Hablo primero el Cid, les pidió las dos espadas que les había dado (Colada y Tizón) y estos se las devolvieron. El Cid se las dio a su sobrino Pedro y a Martín Antolínez. El Cid les pedía ahora tres mil marcos, los cuales habían gastado y tuvieron que pagarle con animales, espadas… Pero el Cid se guardaba aún lo más importante, quería venganza por lo que le habían hecho a sus hijas, el infante Fernando se opone al enfrentamiento alegando que él ya ha pagado su deuda. El Cid incita a su sobrino, Pedro Bermúdez, a defender a sus primas y a entrar a duelo con Fernando. Diego al igual que Fernando deja claro que el no es un hombre de poco valor, Martín Antolínez entra al caso y reta al infante Diego.

Entra en la corte Asur González y deja de hombre de poco valor al Cid, entonces Muño Gustioz le reta. Entran en las cortes mensajeros del infante de Navarra y del infante de Aragón, habían venido hasta allí para pedir al rey las manos de las hijas del Cid y así que estas fueran reinas de Navarra y Aragón. El rey esta encantado y el Cid también por lo que el matrimonio se concreta allí mismo. Minaya interviene para retar a los infantes. Dan plazo de tres semanas para que se cumplan los retos, el Cid no está dispuesto a volver a Carrión para luego ir a Valencia así que manda a sus tres caballeros (Minaya era demasiado para cualquiera por lo que se retira del duelo) con el rey a Carrión para que los infantes se armaran y se pusieran a duelo. El rey acompaña al Cid a la salida y le pide que corra con Babieca, este lo hace y le ofrece su caballo al rey pero este no lo acepta.

Los tres caballeros del Cid vencen, cuando llegan a Valencia todo es satisfacción y alegría. El Cid se siente orgulloso porque así sus hijas están vengadas. Estas se casan como estaba previsto y no tiene ningún problema; menos aún siendo reinas. El Cid es feliz, siendo rico, con amor y teniendo por parientes a los reyes de España




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Enviado por:Nines
Idioma: castellano
País: España

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