Antropología


Adiós al progreso: una meditación sobre la Historia; Antonio Campillo


Una Meditación Sobre La Historia.

(Reseña de Divulgación)

É

ste es un libro escrito por Antonio Campillo realizado en Barcelona por la Editorial Anagrama, en el año de 1995 que consta de 123 páginas, divididas en tres capítulos (I. Sobre el pensamiento moderno y su posible crisis, II. Sobre las formas premodernas de pensamiento, y III. Sobre el pensamiento moderno y su posible destino) así como una Nota sobre el arte y la Bibliografía.

En el primer capítulo (Sobre el pensamiento moderno y su posible crisis) el autor lleva a cabo un análisis sobre el pensamiento moderno destacando la idea de progreso y esto lo lleva a cabo a través de dos tiempos o partes, y la primera en aparecer es La Tesis del Sujeto que es la que más prevalece y es la más notable en el período que va del Renacimiento a La Ilustración en la cual “aparece el sujeto como el punto de partida de toda teoría del conocimiento, así como lo es para todo tipo de reflexión”. En ésta se menciona que todo hombre es idéntico al resto de los hombres y que razonan igual y son igualmente libres, así como mantienen los mismos derechos y obligaciones y por lo tanto es como si no fueran muchos los hombres que habitamos la tierra sino que dicha tesis nos hace ver como si fuéramos un solo hombre, puesto que no hay lugar para diferencias esenciales entre las razas o grupos de la sociedad y así como no existen éstas diferencias entre los grupos sociales tampoco las hay entre las distintas épocas de la historia, en nada se és distinto históricamente de un hombre del ayer ni de un hombre del mañana.

En el segundo tiempo aparece La Tesis de la Historia que va del periodo del Romanticismo a La Crisis del Marxismo, y en ésta “es la historia el punto de partida de toda reflexión del conocimiento, y es muy clara la variabilidad de formas, de los contenidos e incluso de los sujetos de conocimiento y también es la historia el punto de partida de toda reflexión”. En ésta tesis el sujeto ya se puede considerar dentro de varias categorías en una clase social, raza, etc. Y éstas categorías le dan al sujeto su identidad a tal grado que ésta tesis es de la particularidad y de la diferencia absolutas y es justamente por esto que no se puede hablar de la humanidad, por la cantidad de diferencias y por que todos somos distintos de todos.

Cualquiera de las dos tesis resultan ser muy válidas y a su vez contradictorias por su idea de progreso (“Tesis del Progreso”) que es lo que en realidad las une y las separa, por un lado las dos son irrefutables, pero por otro ambas resultan ser confusas, puesto que en la tesis del sujeto se muestra como no puede haber un progreso debido a la universalidad de la misma ya que el hombre que es su punto de partida es uno solo sin diferencias ni avances, y además el futuro y el pasado no se diferencian del presente. Por todo lo contrario (la diferencia), la Tesis de la Historia tampoco tiene una idea clara del progreso ya que cada hombre es diferente y particular entre el resto de los hombres y con ello, éste se condena a un seguro aislamiento.

El segundo capítulo (Sobre las formas premodernas de pensamiento), el autor le da énfasis a la evolución que ha habido sobre la idea de progreso, la importancia de ésta idea en la construcción del pensamiento de los sujetos en las etapas que hubieron antes de la modernidad y nos aclara cómo la Tesis del sujeto y la Tesis de la historia son formuladas en el seno del pensamiento grecorromano, así como la evolución que hubo desde los mitos de origen en donde el tiempo se concebía como algo negativo o “como una amenaza que había que conjurar a través de la voz de los orígenes”, la forma en la que el tiempo adquiere cierta positividad en los mitos de victoria frente al origen, ya que la monarquía logra su triunfo sobre la anarquía, así como la civilización somete a la barbarie, pero aún y con todo esto no hay una victoria al cien por cien, y es justamente por esto que es renovada a través del rito. Es muy claro que para los griegos no hay ni un origen ni una victoria, el tiempo para ellos es positivo y negativo a la vez y logran estar en un ciclo eterno, pero cuando aparece el cristianismo se logra dar ya un aspecto no solo de origen sino también de fin, pero el tiempo es entendido en términos escatológicos y no históricos, además de que todo era misericordia divina y no esfuerzo humano.

Haciendo un recuento en los capítulos I y II, Antonio Campillo busca hacer una síntesis bastante clara y sumamente precisa de la forma en la que se dio la evolución de la idea de progreso en la historia del pensamiento, y muy específicamente según lo demuestra, al pensamiento occidental. El autor propone que el pensamiento moderno esta constituido en dos tiempos, por lo tanto en muy difícil el comprender a éste pensamiento si no nos damos cuenta de que existen diferencias y al mismo tiempo articulaciones entre éstos dos tiempos o aspectos que ya mencionamos cuando hicimos énfasis en el capítulo uno.

En el tercer y último capítulo (Sobre el pensamiento moderno y su posible destino) el autor asume que la crisis por la que esta pasando la idea de progreso es el fin de la modernidad y dice que es muy evidente que es la Tesis de la variación, la tesis fundamental del pensamiento postmoderno ya que ésta tesis nos permite realizar otro vínculo entre las tesis del sujeto y de la historia que ya no se da con la tesis del progreso. Y realiza aquí una metáfora sobre el mundo, puesto que él dice que lo ve como un gigantesco casino y cada sujeto hace sus jugadas.” El tiempo por lo tanto en términos postmodernos es variación, no mera repetición, ni mera sucesión sino lo uno y lo otro a un tiempo”.

El autor menciona en una última “Nota sobre el arte” la forma en la que él descubrió que ya se está utilizando la palabra y término de postmodernidad en el campo de las artes plásticas para indicar el fin de las vanguardias o de ésta ideología, ya no se quiere superar nada sino que hay estilos y técnicas dispares. En la literatura experimental se busca eliminar la división de géneros y el carácter transitivo del lenguaje, se recuperan géneros clásicos y vuelve el placer de la narración y cada uno escribe como se le da la gana. Al igual que en el Cine.

Como último punto de reflexión o comentario, en mi opinión si debemos decirle adiós al progreso en términos modernos ya que es en ésta época de lo “moderno” cuando el hombre ha hecho y provocado situaciones ya no en pro al avance de la humanidad, sino en contra de ella y esto no solo en el aspecto de guerra y destrucción humana, sino también de destrucción ambiental, y de la naturaleza en general, lo cual es sumamente preocupante y exige urgentemente este cambio a lo postmoderno por ser tan alarmante, triste y necesario. La postmodernidad nos está llevando a un cambio, pero esto no implica que no debemos tomar en cuenta el pasado y dejarlo como si nunca hubiera estado, sino hay que tenerlo siempre presente o bien como referente (en las tesis de la historia y del sujeto), pero ya bajo la batuta de la variación y dejando atrás el progreso en términos modernos. Incluso en la escuela, la postmodernidad nos está llevando a un cambio que como el autor nos mencionaba en la literatura y otras artes ya se lleva a cabo, teniendo como referente al pasado, o las otras formas anteriores a la postmodernidad pero ya eligiendo o en el caso de la literatura escribiendo como se te da la gana; así pues, la escuela postmoderna tendrá este referente de lo que se ha hecho anteriormente que no es postmoderno, pero ya eligiendo, un “Hágalo usted mismo” o “Educación a la carta”

Campillo, Antonio. “Adiós al progreso”. Una meditación sobre la historia. 2° ed., Barcelona, Editorial Anagrama, 1995, 123 pp

Antonio, Campillo. “Adiós al progreso”. Una meditación sobre la historia. , p. 16

Ibidem., p. 21

Ibidem., p. 59.

Ibidem., p. 116.




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Enviado por:MÓnica Fabiola Arellano GarcÍa
Idioma: castellano
País: México

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